lunes, 23 de noviembre de 2015

Venezuela y la violación sistemática de Derechos Humanos: un problema de Estado y de ciudadanía

“Una Sociedad en la que no esté establecida la garantía de los Derechos, ni determinada la separación de los Poderes, carece de Constitución”.

Artículo 16 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano 
aprobada por la   primera Asamblea Constituyente de la 
Revolución Francesa el 26 de agosto de 1789. 


¿Venezuela respeta los Derechos Humanos? Parece ya una pregunta con respuesta evidente con sustento en todas las decisiones, medidas, dictámenes, informes, señalamientos, recomendaciones y conclusiones que en los últimos años ha dictado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, el Relator Especial de la ONU sobre la Promoción y Protección del Derecho a la Libertad de Opinión y Expresión, el Relator Especial de la ONU sobre el Derecho a la Libertad de Reunión y Asociación Pacíficas, el Grupo de Trabajo de la ONU sobre Detención Arbitraria, el Relator Especial de la ONU sobre la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, la Relatora Especial de la ONU sobre la Situación de los Defensores de Derechos Humanos, el Parlamento Europeo, entre otros. 

No! Venezuela no respeta los Derechos Humanos, como queda en evidencia en el pronunciamiento reiterado que los mencionados organismos y, otros tantos, internacionalmente, han emitido denunciando la situación de los Derechos Humanos en Venezuela.

Los casos graves de Torturas, Tratos Crueles, Inhumanos y Degradantes, las más de 3700 detenciones arbitrarias y violatorias de Derechos Humanos durante los años 2014 y 2015, el casi centenar de presos políticos que existen actualmente en Venezuela con procesos judiciales en los cuales, en buena parte, no se ha producido una audiencia preliminar ni una apertura de juicio pero que mantienen decenas de presos en la cárcel durante más de un año, sin poder defenderse; las ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y linchamientos que actualmente se han incrementado en el país, son sólo una muestra de la verdadera situación de los Derechos Humanos en Venezuela.

A todo esto se suma aquello que no ha llegado, todavía, al pronunciamiento de instancias internacionales como la OEA o la ONU. Me refiero a las graves restricciones arbitrarias e inconstitucionales para la compra de alimentos, medicamentos y productos de salud e higiene personal, básicos y fundamentales para los seres humanos, a causa de las erróneas políticas económicas que ha mantenido el gobierno de Venezuela en los últimos 17 años. Casos como la solicitud de partida de nacimiento de los bebes o niños pequeños para poder comprar un par de paquete de pañales, las largas colas y entregas limitadas de números en esas largas colas a las puertas de supermercados y farmacias para comprar un par de paquetes o unidades de pollo, carne, pasta, leche, aceite, azúcar, huevos, jabón de baño, champú, acondicionador, toallas sanitarias, papel higiénico, desodorantes u otros productos esenciales para las personas, en cantidades muy limitadas, semanalmente, cuando se logran encontrar, porque en la mayoría los casos, tales productos no llegan a la población Venezolana, la cual debe hacer una procesión, de mercado en mercado, comercio a comercio y hasta de una ciudad a otra, para poder ver si tienen la suerte de encontrar alguno de esos productos o un medicamento en particular y, para verificar, si pueden comprarlos, porque sólo los pueden comprar un día laborable a la semana y uno de los dos días del fin de semana (sábado o domingo). 

Lo anterior son, claro, violaciones a Derechos Humanos de carácter social, a los que se suman por si fuera poco, el deplorable estado de los hospitales públicos, la falta de equipos e insumos médicos en instituciones públicas de salud, lo cual ha alcanzado ya a las clínicas privadas que otrora disponían de todos los instrumentos, equipos y materiales necesarios para prestar los servicios de salud, especialmente en casos de emergencia, lo cual ahora ya no es así. 

Los Derechos Humanos en Venezuela se han convertido en letra muerta escrita en una Constitución que ya no tiene mayor vigencia, que ha quedado como un simple símbolo político y que sólo es utilizada por los representantes oficiales de Venezuela en organismos internacionales, para decir que en Venezuela existen y se respetan los derechos humanos porque están escritos en la Constitución, tal como lo hizo Nicolás Maduro ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Sin embargo, sólo están escritos, no se respetan, entre lo escrito en la Constitución y la realidad que viven los Venezolanos, hay una brecha tan grande como la que hay entre el cielo y el suelo. 

Ahora bien ¿Quienes son los responsables de esta grave y tan precaria situación de Derechos Humanos en Venezuela? ¿Sólo el Gobierno?. Claro que el Gobierno y todas las institucionales del Estado como la Defensoría del Pueblo, el Ministerio Público, el Tribunal Supremo de Justicia, los Magistrados, Jueces, Fiscales, Defensores Públicos y los órganos policiales como el SEBIN, el CICPC, la Policía Nacional, las Policías Estadales, las Policías Municipales, la Guardia Nacional, entre otros órganos del Estado, son grandes responsables -y los principales-, de la grave situación de Derechos Humanos en Venezuela. 

Pero no sólo el Gobierno es responsable de esta situación. Lo es también en buena parte la débil, dividida y muchas veces desarticulada oposición que hace política en el país, y que, por ejemplo, poco o nada han hecho, por la mayoría de los presos políticos en Venezuela porque sólo se ocupan de los políticos presos pero no de los ciudadanos que por ejercer sus derechos políticos y sin estar amparados o inscritos en un partido político, han ejercido tales derechos políticos y por ello han sido privados de libertad. Esto lo digo realmente con indignación, porque me consta directamente y lo he visto impresionado y asqueado de la forma en que la gran mayoría de los políticos y partidos políticos de oposición, se han olvidado de los presos políticos que no pertenecen a un partido político ni son líderes políticos, que representan, paradógicamente, más del 95% de los presos políticos que hay en el país. 

Sin embargo, la gran responsabilidad y debemos lamentablemente reconocerlo, la tienen los venezolanos, la gran mayoría de los venezolanos, que hemos renunciado, con excepciones por supuesto (una minoría), a la lucha por el respeto de nuestros Derechos Humanos, nos hemos comportado como una simple masa electoral de elección en elección y a eso nos hemos reducido la gran mayoría de los venezolanos.

Por lo demás, los venezolanos se han resignado a no tener derechos, a que le violen los derechos, a perder gradual y peligrosamente sus principales derechos. Los venezolanos en realidad nunca se han comportado como un cuerpo de conciudadanos que ejercen sus derechos y deberes constitucionales y que hacen respetar sus derechos humanos. Los venezolanos se han conformado con ser una simple masa electoral que hace, ciegamente, lo que le dicen los políticos de uno u otro bando, uno u otro partido, recibiendo y agradeciendo, las migajas que deja el poder y la demagogia a su paso, a cambio de un voto.  

Por ello, el tema de los Derechos Humanos en Venezuela pasa de ser un problema coyuntural sólo atribuible al régimen que nos ha gobernado en los últimos 17 años. Se presenta, en realidad, como un problema cultural, educativo y social, propio de los venezolanos y su idiosincrasia, que, progresivamente y con gran falta de ciudadanía, en su gran mayoría, se han convertido en testigos y, a la vez, protagonistas y causantes de su propia destrucción. 

Mientras los venezolanos nos comportemos sólo como masa electoral y no como verdaderos ciudadanos, estamos destinados a una precaria situación de Derechos Humanos, por muchas más décadas, gobierne el gobierno que gobierne, haya o no cambio. Aquí el cambio debe comenzar por todos y cada uno de los venezolanos y su actitud frente a sí mismos y frente a su sociedad, frente a sus derechos y sus deberes como ciudadanos, frente a la Constitución.  

La situación es tan precaria que mucho me temo que no viviré para ver una Venezuela donde, sea el gobierno que sea, se respeten los Derechos Humanos y en la cual los venezolanos se comporten como verdaderos ciudadanos. Perdonen tanta franqueza pero después de tantos años luchando, contra la corriente, por el Derecho, la justicia y los Derechos Humanos, debo advertir lo que lamentablemente veo es, en mi humilde opinión, una cruda y dura realidad que tarde o temprano todos tendremos que reconocer para reflexionar y verdaderamente cambiar, si tenemos realmente la valentía y el coraje como ciudadanos, de hacerlo.

José Vicente Haro
Profesor de Postgrado de la UCV y de la UCAB
Especialista en Derecho Constitucional, Derecho Administrativo y Ciencia Política
Defensor de Derechos Humanos 
  
   @JOSEVICENTEHARO