viernes, 7 de diciembre de 2018

Del 9 de diciembre de 2018 al 10 de enero de 2019


EL DESAFÍO DE LOS VENEZOLANOS: RECUPERAR LA DEMOCRACIA

José Vicente Haro

Presidente de la Asociación Venezolana de Derecho Constitucional
Profesor del Postgrado de Derecho Constitucional de la Universidad Central de Venezuela
Abogado con Postgrados en Derecho Constitucional, Derecho Administrativo y Ciencia Política


Venezuela duele. Aquello que tanto amamos también es la razón de nuestro sufrimiento. Tenemos dos décadas observando como se destruye la Nación y como se ha sepultado aquella democracia que, con todo y sus defectos, ahora extrañamos, aunque todos sabemos que merecemos muchísimo más que ese sistema democrático deficiente que se convirtió y, necesario es reconocerlo, en una de las causas del régimen que ahora nos oprime. Nos equivocamos, nos hemos equivocado, debemos reconocer que, en efecto, erramos y aquí todos tenemos algún grado de responsabilidad, por acción u omisión.   

Como un simple ciudadano que soy, ni más ni menos que eso, no puedo evitar en estos momentos expresarme y decirles que me niego a seguir siendo un cronista más de nuestra desgracia, otro comentarista y analista de la destrucción a la que ha sido sometida nuestra querida Venezuela.

Estoy convencido que los ciudadanos esperamos muchísimo más de nuestra dirigencia política, pero también, creo fielmente que debemos hacer más por aportar soluciones a los grandes males a los que nos ha sometido el actual régimen.

En los últimos años he visto salir a flote, en durísimos casos y circunstancias, lo mejor de muchos venezolanos frente a la adversidad, pero también he sido testigo de lo peor, de lo más bajo de muchísimos venezolanos que dejaron de ser ciudadanos, para convertirse en simples depredadores. Sin embargo, sigo pensando, que los buenos somos mayoría.

Ante esta desgracia que estamos viviendo y sufriendo la gran mayoría de los venezolanos, los ciudadanos exigimos de nuestra dirigencia política asumir sin cálculos personales, particulares, partidistas, económicos o sectoriales, la responsabilidad que tienen que asumir. Basta ya de privilegiar los egos y la soberbia o de ceder ante el chantaje, la corrupción y ciertos privilegios o beneficios económicos, a cambio de la libertad, la vida y la dignidad de los venezolanos.

La política no puede quedar reducida a los lugares comunes que hemos observado en los últimos años. Debemos tener una visión de estadistas, de verdaderos constructores de un futuro mucho más allá de nuestros intereses, egos, beneficios y parcelas. Tenemos el deber, cada quien desde su campo de acción social, de articular todos nuestros esfuerzos para escucharnos, trabajar en equipo y tomar decisiones. Dejemos a un lado la ingenua creencia que el sólo transcurso del tiempo y el agravamiento de la terrible crisis económica, social, humanitaria y política de nuestra Nación, nos llevará al “quiebre” y a la “liberación” de Venezuela. Las estrategias fatales son aquellas que sólo dependen de hechos futuros e inciertos, de vanas esperanzas. Las verdaderas estrategias se edifican con la toma de decisiones y las acciones tácticas para lograr los objetivos que nos proponemos.  

En las próximas semanas, en el próximo mes y, hasta por lo menos, el 10 de enero de 2019, se abre para los venezolanos una nueva ventana de oportunidad en medio de la adversidad, para construir soluciones y una hoja de ruta concreta para ese objetivo sublime que todos los venezolanos anhelamos: la libertad.

Nicolás Maduro se ha deslegitimado en el ejercicio de su cargo, luego de una cuestionable elección en abril de 2013, cuyos resultados no se correspondieron con la realidad. Amén de lo anterior, se ha deslegitimado por la sistemática violación de los derechos humanos de los venezolanos, no sólo civiles y políticos, sino también de los derechos económicos, sociales y culturales que todos tenemos. Se ha deslegitimado además, por el Abandono del cargo que determinó la Asamblea Nacional mediante Acuerdo del 9 de enero de 2017. Finalmente, se ha deslegitimado en su cargo por haber sido destituido del mismo por incurrir en los delitos de corrupción propia y legitimación de capitales en la trama de corrupción trasnacional conocida como “Odebrecht”, todo lo cual fue determinado mediante sentencia firme del Tribunal Supremo de Justicia Legítimo y actualmente en el exilio por razones de persecución política.

No obstante lo anterior, para una parte de la dirigencia política y la Comunidad Internacional, será el 10 de enero de 2019 la fecha en la cual, Nicolás Maduro quedará, sin lugar a dudas, deslegitimado en la condición de Presidente por la culminación del actual período constitucional presidencial, sin que se hayan realizado unas “elecciones auténticas” en el país que, con un árbitro electoral confiable, ofrezca garantías para unas verdaderas elecciones libres, universales y secretas, que reflejen la verdadera voluntad de los electores, en condiciones justas y transparentes. El 20 de mayo de este año no hubo elecciones auténticas en Venezuela.

Constitucionalmente está claro que existe una vacante en la Presidencia de la República y que, a partir del 10 de enero de 2019, será aún más patente y evidente esa vacante.

Ante tal circunstancia, corresponde a la Asamblea Nacional como órgano en el que están presentes los representantes del pueblo, cubrir esa vacante Presidencial hasta tanto se realicen “elecciones presidenciales auténticas”. La Constitución de 1999 no nos ofrece una solución o disposición expresa y directa sobre la forma de cubrir esa vacante presidencial. Las interpretaciones y dudas legales son de la más variada especie. Sin embargo, les puedo asegurar algo: lo que no permite la Constitución es quedarnos sin hacer nada.

La Constitución por su propia naturaleza y vocación, a través de sus disposiciones, valores y principios constitucionales, siempre tiende a buscar y a exigir, su máxima realización, cumplimiento y eficacia en la vida de la sociedad destinada a normar. La Constitución no tiene la intención de ser un documento aislado del contexto político de la sociedad que rige, por el contrario, mediante la integración normativa e interpretativa de sus valores, principios y disposiciones, busca, persigue, tiende a resolver los grandes problemas políticos de una Nación, directamente mediante norma expresa o articuladamente mediante la integración e interpretación concatenada de su normativa.

Si frente a un problema político la Constitución no ofrece solución expresa, técnicamente es dable, permitido, necesario y autorizado, integrar las disposiciones, principios y valores constitucionales para ofrecer la solución a ese problema político. Lo inadmisible es hacer caso omiso a esos valores, principios y disposiciones constitucionales.

Políticamente se puede optar por alguna de las soluciones que ofrezca la interpretación constitucional, siempre que no quebrante y destruya los fines del Estado constitucional.

Como ciudadano, venezolano y especialista en Derecho Constitucional, no albergo duda alguna en que la Constitución de 1999 ofrece soluciones de cara a la falta de legitimidad en la Jefatura del Estado y la Jefatura del Gobierno de Venezuela que se hará aún más patente el 10 de enero de 2019. La dirigencia política, con visión estadista y no partidista, ni personalista, así debe asumirlo y obrar en consecuencia.

La Constitución no sólo proscribe los fraudes constitucionales que pretenden destruirla y desconocerla, también censura las decisiones políticas que por omisión, la desconocen.

Desde el 9 de diciembre de 2018 hasta el 10 de enero de 2019 se abre una ventana de oportunidad para que la dirigencia política, procurando la máxima realización de la Constitución, adopte desde la Asamblea Nacional las decisiones requeridas para cubrir el vacío institucional que se presentará en la Representación Política y Jurídica del Estado con más claridad desde el 10 de enero de 2019. Si el Parlamento no lo hace, nosotros los ciudadanos, tenemos el deber de denunciarlo no sin antes poner todo nuestro esfuerzo para que, con el apoyo de todos, lo haga y se adopten las decisiones correspondientes.

Los ciudadanos comprometidos con el pleno restablecimiento de la democracia y el orden constitucional en Venezuela lo agradeceremos y lo respaldaremos. Si no es así, los mismos ciudadanos debemos buscar la construcción de puentes estables para que las autoridades legítimas de Venezuela, en territorio venezolano o en el exterior, asuman esa responsabilidad.

“No tengáis miedo” como dijo su Santidad Juan Pablo II.


Caracas, 7 de diciembre de 2018.


José Vicente Haro
@JOSEVIENTEHARO
+58 4141100618.